domingo, 6 de diciembre de 2009
sin manglar no hay vida
A finales de la década de los 70´s el Ecuador entró en una etapa de producción industrial de camarón llegando a sitiarse a nivel mundial entre los primeros lugares de exportación. Esta producción representó a la vez la pérdida del 70% del ecosistema manglar, ya que para la cultivación del camarón es necesaria la construcción de toda una infraestructura que viene a reemplazar las áreas en donde el manglar está originalmente asentado.
Este proceso ha colocado en una situación crítica a las poblaciones que habitan estas zonas ya que su principal fuente de ingresos, está basada en la recolección, consumo y comercialización de moluscos provenientes de este ecosistema.
Las “concheras”, auto-denominadas así por su actividad en la recolección de concha (anadara tuberculosa entre otras), conjuntamente con los hombres de su comunidad, han emprendido una incansable campaña de reforestación del manglar en las zonas recuperadas a empresas camaroneras ilegales.
Esta anciana, con sus piernas enterradas en el fango y a la voz de: “sin manglar no hay vida”, avanza lentamente por lo que fue una piscina camaronera colocando las semillas que solo después de alrededor de 10 años volverá a convertirse en un bosque de manglar. Es la tercera vez que intentan reforestar está misma zona, las dos veces anteriores la empresa camaronera del lugar rehabilitó la piscina pese a ocupar el sitio de manera ilegal.
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