viernes, 6 de abril de 2012

cucuruchos del jesús del gran poder

la procesión del "jesús del gran poder", es una de las más importantes en ecuador durante la semana santa.


decenas de personas, reservan un traje de "cucurucho" con meses de anticipación para poder ser protagonistas de esta larga y esperada jornada religiosa, de la misma manera varios de los participantes emulan el periplo del viacrucis, en ciertos casos de manera extrema, pues el sufrimiento autoinflingido, reflejado en sus rostros, resulta una experiencia difícil de entender.


  

las fotografías presentadas a continuación, se realizaron en abril del 2007.

una parada del largo desfile, sirve para recuperar el aliento, después de arrastrar por varias cuadras las pesadas cruces de madera.

un alambre de púas lacera la piel del devoto, que lleva consigo la imagen del niño dios.




en algunos casos, son familias enteras las que cargan las cruces, construidas por ellos mismos.


en ocasiones, el peso de los maderos es tal, que los cucuruchos deben estar atentos para impedir una caída.

en el fondo de la estrecha calle, observando desde lo alto, la virgen del panecillo.



 como una muestra de devoción, muchos de ellos portan en sus sienes, coronas de espinas que provocan sangrantes heridas.





parecería que mientras más pesada es la cruz y mayor esfuerzo se realiza por parte de quienes las llevan, mayor es la satisfacción que provoca el cansancio y el dolor.




este madero debía tener al menos veinticinco centímetros de diámetro y unos 4 metros de longuitud.





 y para cerrar la larga procesión, que dura por lo menos unas cuatro horas, todos los participantes se dirigen a la parte posterior del convento, en donde darán por terminada esta importante jornada de fe.




jornada que se cierra, como todos los años sea o no coincidencia, con una fuerte lluvia que de alguna manera, alimenta aún más sus creencias.

viernes, 2 de abril de 2010

Asado de Alpaca en Cuturiví Chico


Cuturiví Chico es una pequeña comunidad indígena ubicada en los páramos de la provincia de Cotopaxi a una media hora de Pujilí, pese a no existir en el mapa, esta comunidad cuenta con un territorio de alrededor de unas 4.200 has. Y por supuesto, como parecería es regla general en las altas tierras de nuestro país, cuenta también con unos paisajes de ensueño.



Cuando se mira estos parajes, no se puede más que pensar en lo generosa que es la naturaleza con nosotros los seres humanos, pues pese a la larga sequía por la que atraviesa gran parte de la sierra, esta aún nos regala esos abigarrados tapetes multicolor que los indígenas parece tejieran con sus arados año tras año.


Habíamos ido hasta este sitio para realizar un taller de capacitación con la gente de la comunidad y mientras esperábamos a que fueran llegando, aproveche para darle un vistazo, como no podía ser de otra manera, a la zona más activa de aquella escuela en la que nos encontrábamos.





Claro está! tenía que verificar que la noticia que había escuchado era correcta... y así fue, en la cocina las mujeres que se encargaban de la comida, estaban preparando para el almuerzo un gran pedazo de carne de alpaca el que por cierto a decir de mis compañeros/as comensales estuvo digno de chuparse los dedos -me consta; los vi hacerlo con el mayor placer del mundo- de esta experiencia tan bonita, les comparto unas cuantas fotos que los y las compañeras de la comunidad tan gentilmente me permitieron hacer.


Y al final, para terminar un día tan agotador y satisfactorio, mientras nos alejábamos de Cuturiví Chico, el esplendoroso Cotopaxi se mostraba como el principal actor de un atardecer digno de rememorar por mucho tiempo.